Cristo de Esquipulas

Su origen, historia e intervención en momentos claves de la historia del país

El Cristo de Esquipulas es una imagen de Jesús Crucificado venerada por millones de fieles de Centroamérica. Se encuentra en la Basílica de Esquipulas en la ciudad del mismo nombre, distante a 222 km de la Ciudad de Guatemala.

Ya desde el siglo XVII se le conoce como el Milagroso Señor de Esquipulas o el Milagroso Crucifijo que se venera en el Pueblo llamado Esquipulas.

La fiesta del Cristo Negro de Esquipulas se celebra el 15 de enero. Fecha en la cual llega la mayor cantidad de peregrinos, provenientes de Guatemala, El Salvador, Honduras y México. Inclusive, estos peregrinos han llevado esta devoción hasta Estados Unidos, donde en ciertas ciudades también se celebra esta fiesta.

Origen

Luego de la conquista de Esquipulas en el año 1530, los misioneros españoles iniciaron el trabajo de evangelización de los pueblos conquistados. En el año de 1594, cuando la religión católica había echado raíces, los locales aprovecharon una abundante cosecha de algodón y decidieron encargar una imagen de Jesús crucificado. Don Cristóbal de Morales contrató al escultor portugués Quirio Cataño, quien en ese tiempo vivía en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, para que creara dicha imagen. El artista entregó el trabajo encomendado el 4 de octubre del mismo año.

Donde el cielo y la tierra se juntan

Llegando a la basílica, impresiona el ambiente creado por una presencia sobrenatural innegable. La prueba son la cantidad de milagros que ocurren y que promueven una peregrinación que no ha cesado durante más de 400 años.

Uno va entrando en silencio y se encuentra con mucha gente rezando en las bancas. Mientras a ciertas horas, se escucha el rezo y canto de las horas de los Frailes benedictinos y aspirantes que regentan este punto emblemático de Guatemala en donde el cielo y la tierra se junta.

Los indígenas entran de rodillas con una vela encendida en sus manos y conversan con el Señor. Una escena entre tantas que demuestra la fe de este pueblo.

Basílica de Esquipulas

En la basílica, los fines de semana y sobre todo el 15 de enero, por un costado se forma largas colas para llegar hasta el camarín del Cristo negro. Todos suben con reverencia y van girando alrededor de la urna. Los que pueden se arrodillan y rezan con mucha reverencia. Así dando lugar a un contacto místico personal. Y salen sin darle la espalada, una costumbre de gran respeto único. Todo esto es una devoción que no se ve en otros países centroamericanos o sudamericanos.

Yendo allá, contemplando tan celestial y encantadora escena, se constata que el pueblo guatemalteco tiene una impresionante, “sensibilidad sobrenatural”.

Protección del Cristo de Esquipulas

El Cristo de Esquipulas no ha solo otorgado milagros, bendiciones y gracias a Guatemala, inclusive ha brindado protección en momentos cruciales de la historia.

En 1835 el gobierno liberal del presidente Mariano Gálvez cerró las iglesias, expulsó al arzobispo y el clero del país, e implantó el divorcio. Ante esto, el pueblo liderado por un joven mestizo llamado Rafael Carrera llevó a cabo una reacción que es poco conocida, pero real y heroica, “la insubordinación de los montañeses”. Bajó con 12.000 campesinos hasta la capital al grito de “Viva la Religión y abajo los herejes” y el presidente huyó y cayó. Luego, la multitud obligó a los que mantenían cerrada la basílica de Esquipulas, desde hace 8 años, a abrirla. Entraron cantando la Salve Regina, que era su himno de combate, y contemplaron al Cristo de Esquipulas que era su patrono y Señor1.

Más de 100 años después, surgió un gobierno socialista que estaba llevando al país hacia el extremismo. En 1954 el arzobispo de la capital, Mariano Rosell, junto con los otros Obispos de la Conferencia Episcopal, sacó una valiente pastoral censurando el avance del comunismo y alertando al pueblo de sus falacias y como iban contra el sentir y el pensamiento de la doctrina católica.

Para alertar al pueblo sobre el peligro en que se encontraban, salió a las calles una copia bella del Cristo de Esquipulas y se transformó, según el historiador Carlos Sabino, en el jefe de la Resistencia. Los católicos reaccionaron dentro de la ley y se libraron de una amenaza real, ya que el gobierno había comprado miles de armas a Checoslovaquia y estas iban a ser repartidas a las brigadas civiles para sustentar al presidente Arbenz, lo cual iría a producir una guerra civil con muchos muertos. Pero al final, el Cristo impidió ese enfrentamiento.

Estos ejemplos nos muestran que el Cristo de Esquipulas y la Virgen están vivos en el corazón de los guatemaltecos y que con esa fe no se juega.

¡Cristo de Esquipulas y Virgen del Rosario sed nuestra salvación!

1Ralph Lee Woodward, “Carrera y la creación de la República de Guatemala 1821-1871”.

enero 11, 2021